La Luz No Prendida
Durante la Segunda Guerra Mundial, seis valientes pilotos de la marina dejaron el portaaviones para realizar una misión crucial. Después de investigar el océano en busca de submarinos enemigos, intentaron regresar al portaaviones durante la noche.
Sin embargo, el capitán había ordenado apagar todas las luces del portaaviones. Una y otra vez, los pilotos nerviosos se comunicaban por radio, pidiendo desesperadamente que se prendiera al menos una luz para poder visualizar el piso de aterrizaje.
A pesar de sus súplicas, se les informó a los pilotos que la orden de apagar las luces no se podía revertir en ese momento. Después de muchas peticiones, el operador del portaaviones apagó el contacto de radio por el cual se comunicaban con los aviones. Los pilotos se vieron forzados a enfrentar la oscuridad y, trágicamente, cayeron al océano.
Esta impactante anécdota, narrada en "El Día de Hoy en la Palabra, MBI, Octubre, 1991, p. 12", nos recuerda las difíciles decisiones que se tomaron en medio de la guerra y la importancia de la comunicación efectiva en situaciones críticas.